“El ecuador, nuevas perspectivas y generar red con el entorno”

CAN Farrera y su paisaje, los proyectos residentes en el SERIALIZADOS KICK, y el retiro con Isabelle Fauvel y Razvan Radulescu en la Residencia de guiones en febrero.

Febrero ha sido el ecuador de la tercera edición de la Residencia y nos ha traído mucho movimiento por el territorio y también por los proyectos.

El mes empezaba con una estancia creativa en el Centro de Arte y Naturaleza de Farrera. En un entorno privilegiado, los y las residentes pudieron profundizar en sus proyectos, generar red entre ellos y ellas, dar paseos inspiradores por el fantástico pueblo de Farrera y, en definitiva, hacer crecer un poco más sus largometrajes. Esta colaboración con el CAN, que se sumó al proyecto de Residencia desde la primera edición, nos permite seguir descentralizando la cultura de los entornos más acostumbrados a acoger actos de este estilo y fomentar la conexión entre la cultura y la naturaleza.

Ya en la ciudad de Barcelona, ​​los residentes pudieron llevar a cabo una nueva actividad de esta edición, que fomenta la creación de red entre creadores y creadoras y ayuda a consolidar la explicación en voz alta de los proyectos. En un formato walk & talk por el barrio de la Barceloneta, entre una lluvia intermitente y las calles estrechas del barrio pesquero, los residentes del Serializados Kick y los de la Residencia de guiones pudieron intercambiar las tramas, dudas y miedos hacia sus proyectos. Esta actividad ayudó a empezar a pensar en la presentación final de los proyectos de esta edición.

Unos días después, recuperamos este enlace asistiendo al pitch del Serializado Kick en el CCCB.

Al cabo de unos días llegaba el tan esperado segundo retiro, adelantado unas semanas en esta ocasión. Faberllull acogió a las residentes durante cinco días en Olot, que sin duda superaron las expectativas, ya altas en todos y todas ellas.

Isabelle Fauvel, consultora de guión y desarrollo francesa, y Razvan Radulescu, guionista y consultor de guión rumano, fueron los encargados, de nuevo, de las sesiones durante los días al retiro.

Durante los días en Olot, los residentes compartieron sus diez proyectos de diversas formas: en grupos pequeños, en sesiones individuales con los tutores, o intercambiando ideas entre ellas. Generando ese valor de grupo. Las sesiones fueron muy variadas y enriquecedoras, con una clara evolución del trabajo desde el primer hasta el último día. Este retiro ha sido una oportunidad para profundizar en uno de los valores fundamentales de la Residencia: fortalecer los lazos entre las participantes, una conexión que enriquece enormemente el proceso creativo y lo hace más compartido y querido por todos. Ayudar a otros también te ayuda a ti misma, y ​​el espacio de concentración proporcionado durante esta semana ha sido fundamental para la creación.

Con sus agudas perspectivas, los tutores consiguieron identificar los puntos clave de cada proyecto y abrir nuevas vías de desarrollo para las historias que están tomando forma.

Y así encaramos el mes de marzo, que viene lleno de actividades y, donde tocará consolidar todo lo que ocurrió en febrero.


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